Tanto la evaluación de 2011, liderada por un grupo del Instituto Iberoamericano de Cooperación Agrícola (IICA), como el estudio de impacto financiado por el BID que acaba de ser presentado, concluyen que “si el INIA no existiera, habría que crearlo”, explicó su presidente, Miguel Sierra.

El estudio “Evaluación de impacto de la investigación del INIA (Uruguay)”, realizado por consultores externos independientes y financiado por el BID, demuestra que “el retorno social que genera la inversión en INIA está a la par de los mejores institutos del mundo”, ya que “por cada dólar invertido, retornan entre US$ 1,20 y US$ 1,25 a la sociedad”, agregó.

Nunca en la posada
“Nos enorgullece el lugar al que hemos llegado, y se le agradece a todo el colectivo del INIA el haber llegado hasta aquí, pero el peor escenario es creernos que esto es suficiente. Por lo tanto, el desafío de INIA es actualizarse a los nuevos tiempos, a los nuevos desafíos”, dijo Sierra a Dinámica Rural, señalando que esto implica conectarse y entender un contexto internacional en el que se han generado “nuevos polos” y, a la vez, demanda “seguir apostando a la sostenibilidad, cada vez más apoyados en ciencia de datos e inteligencia artificial”.

También surgen como desafíos el “profesionalizar la carrera de los investigadores, de todos los funcionarios, de generar una organización que sea un ambiente proclive para el desarrollo humano y profesional de todos los que estamos allí”.

Sierra se refirió también a la necesidad de trabajar con la IA como aliada, pero haciendo “un uso reflexivo y crítico” de ésta.